El viento la barre con furia, día a día, noche a noche desde hace miles de años, el sol la
quema sin clemencia y la lluvia nunca a osado asomarse por ahí. Sólo las estrellas las visitan
todas las noches. No es lugar para hombres, es morada de dioses. Sobre su plana superficie se
han trazado líneas y otros dibujos que son visibles sólo desde el cielo: es la pampa de Nazca
con sus rayas y figuras.
Lizardo Tavera
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